HISTORIA DE OMETEPEC EN LA CONQUISTA


La conquista española llegó al Municipio de Ometepec en el año de 1522, cuando don Pedro de Alvarado, según lo refiere el Antropólogo Rool Widmer, fundó una población llamada Segura en las cercanías de Jamiltepec del hoy Estado de Oaxaca y continuó la Conquista por la costa y fundó la Villa de San Luis Acatlán para proveer de familias españolas a la colonización y el mestizaja.

Los españoles que don pedro de Alvarado dejó en Segura se dedicaban a la explotación de minas de oro, pero pronto se agotó el mineral, emigraron a otros lugares para dedicarse a la ganaderia en Jicayán de la Costa, Pinotepa Nacional y Cuajinicuilapa y en 1535 algunos de estos españoles se establecieron en Ometepec y lo colonizaron

En sus apuntes el señor Roberto S. Añorve dice que esos españoles colonizadores de Ometepec fueron originarios de Asturias y Andalucia y eran de apellidos Guillén , Añorve, Zamora, Oliva, Valverde, Polanco y eran de tez blanca, pelo rubio y ojos verdes o azules y ellos trajeron a Ometepec la vaca, el caballo, la cabra, la gallina y los cerdos.

Los amuzgos ya estaban sometidos al dominio azteca cuando llegaron los españoles, por lo tanto se mostraron indiferentes a la conquista, porque les era igual cambiar de dueño y se acoplaron con facilidad a formar la servidumbre de los españoles, habían perdido su libertad, sin embargo los amuzgos procuraron conservar la pureza de su sangre , sus costumbres, sus creencias religiosas, sus artesanías; el mestizaje se produjo siglos después de la Conquista y en una escala casi imperceptible, los amuzgos no se mezclaron ni con los españoles ni con los negros, resistiendo heroicamente los embates de la aculturación europea con el siglo de sus tradiciones que se transmitían oralmente de generación en generación.

Luego de darse la Conquista y la Colonización, se presentaron los primeros evangelizadores que fueron Frayles Dominices que vinieron de la región de los chatinos en el vecino Estado de Oaxaca y fundaron las parroquias de Igualapa, Ometepec, Xochistlahuaca, y Cortijos que pertenecieron al Obispado de Antequera en Oaxaca durante casi toda la época colonial.

La Colonia dio especial importancia a la industria ganadera en Ometepec, propidicada por el clima benigno, los abundantes pastizales tanto en las partes bajas y en los márgenes de los ríos, como en las partes altas donde las praderas naturales eran también abundantes, así como las corrientes de agua que habían por todas partes.

Cuando el gobierno español comenzó a dotar de tierra a los pueblos de la Colonia, en este Municipio no se media por hectáreas sino por estancias y caballerías, que era el espacio suficiente para mantener determinado número de cabezas de ganado y la dotación estaba condicionada a que las tierras se poblaran de ganados, así se lee en los documentos de propiedad rural de aquella época.

En la época colonial las autoridades de la tenencia de la tierra eran los cacicazgos y las encomiendas en el Municipio de Ometepec; los cacicazgos eran vitalicios y las propiedades se heredaban a los descendientes. Los pueblos de la Costa Chica, entre ellos Ometepec, tuvieron que comprar sus tierras a los caciques; en las escrituras del terreno de Ometepec aparece como ultima cacica vendedora la señora Vicenta López de Añorve quien fuera esposa de don Jerónimo Añorve, según consta en el documento fechado en 1828 que obra en el poder del Consejo de la Crónica de Ometepec, de donde se desprende que fue hasta ese año cuando Ometepec, representado por el Lic. Carlos Leonardo Martínez García, apoderado general del Común de indígenas de Ometepec adquirió las tierras de la parte Poniente del Municipio de la señora cacica de Huehuetán , doña Ambrosia Vargas, en la cantidad de ochocientos pesos plata.

La otra parte de las tierras que integraban el fondo legal de Ometepec, fueron adquiridos posteriormente comprándolas a la señora Francisca Oliva que también era del pueblo de Huehuetán.

Otro hecho ocurrido durante el tiempo de la Colonia, es que el 7 de enero de 1740 se promulgo desde Madrid, España, una Cédula Real que ordenaba que todos los propietarios de haciendas, estancias, ranchos, ingenios, aguas y demás fincas baldías o realengas en la Nueva España, deberían presentar sus títulos de propiedad al Lic. don Francisco Antonio Echeverría, Oidor Veterano de la Real Audiencia de su Majestad nombrado al efecto Juez Privado de Ventas y Composiciones de tierras y aguas baldías o realengas. Para dar cumplimiento a esa disposición, los caciques de Huehuetán como don Juan de Vargas, compareció el día 4 de abril de 1758 ante don Pedro Arbués de Requera, Alcande Mayor y Capitán a Guerra de su Majestad en Ometepec, y exhibió como titulo en lengua náhualt compuesto de ocho páginas en las que se señala la superficie y linderos de una gran extensión de terreno que le pertenecía como herencia de don Francisco de Vargas su padre que había sido también cacique de Huehuetán. En esa época la cacica de Ometepec era doña Gertrudis de Daza, a quien heredó doña Vicenta López de Añorve ya mencionada.

Por otra parte, había muchos pueblos que tenían sus títulos de propiedad de sus tierras en escrituras firmadas por el Virreinato, tal es la situación de San Pedro Cuitlapa, Xochistlahuaca, Las Minas, San Cristóbal, Zacualpan, Igualapa y otros, de los que hemos podido encontrar datos.

En la política de los caciques de Huehuetán se dio un hecho digno de conservarlo en la historia de aquella época; la cacica doña Maria Ambrosio Vargas en su testamento heredó a los pobres de su pueblo, todas las tierras que le quedaban; esos terrenos incluían la superficie en que se ubicaba la colonia Miguel Alemán y en la hacienda Las Petacas que le fueron afectadas posteriormente, pero las tierras que conserva Huehuetán, son parte de la herencia que recibió de doña Ambrosia Vargas.

Posteriormente describiremos los limites y colindancias del terreno que el común de indios de Ometepec compró a doña Ambrosia Vargas y cuyas escrituras en fotocopias obran en poder del Consejo de la Crónica de porque el Gobierno dotó a Ometepec de las tierras que ya eran suyas por haberlas comprado en el siglo pasado.

Historia del Ometepec, antiguo

Esta fue una de mis tareas de investigación, no recuerdo exactamente la bibliografía que consulté pero fueron de escritores locales, recuerdo que la hice en el sistema operativo MS-DOS con la herramienta EDIT


El Municipio de Ometepec está asentado en una superficie muy accidentada; hay cañadas, ríos, arroyos, pequeñas planicies, lomeríos y cerros, superficie que va desde los 20 metros hasta los 1,200 metros de altura sobre el nivel del mar.
Este territorio estuvo habitado por indígenas amuzgos antes de la conquista.
El historiador Moisés Ochoa Campos, en su obra “Historia del Estado de Guerrero” dice que fueron los amuzgos los que fundaron Ometepec y esto ocurrió más o menos en el año 400 de nuestra era.
Hay diferentes hipótesis acerca del origen de los amuzgos, la que se ha probado hasta hoy, es que ésta es una subraza de los zapotecas y los mixtecos, según lo refiere la historiadora Margarita Daltón Palomo; al producirse un desarrollo interno de fusión de las razas mixteca y zapoteca, se formaron distintos grupos étnicos que su vez fueron generadores de los grupos indígenas que subsisten hasta nuestros días, entre ellos los amuzgos con su lengua, su indumentaria, su cultura, sus costumbres y su organización. Dice que lo único que observan esos grupos de sus antepasados los mixtecos y los zapotecos, son las raíces de sus lenguas que aunque son distintas entre sí, tienen raíces comunes.
Se puede confirmar esta teoría, observando las costumbres del tequio y la guelaguetza que todavía se practican entre los amuzgos como se hacía en los pueblos zapotecos, siendo esta una forma de solidaridad que consiste en que todos los habitantes de una comunidad acudan en auxilio de la familia que tiene que hacer gastos en ocasión de una defunción, un matrimonio, una mayordomía obsequiándole productos, trabajo y dinero para que resuelvan su problema y el tequio es el trabajo colectivo para las obras públicas que se hace en forma obligatoria para los habitantes de la comunidad. También la forma de sembrar las sementeras mediante la tala y quema de montes, es costumbre heredada de los mixtecos y zapotecos.
Los amuzgos fundadores de Ometepec convivieron con los mixtecos sin fusionarse y ambas etnias fueron conquistadas por los aztecas, bajo cuyo dominio se encontraban cuando ocurrió la conquista española; formaban parte de la provincia de Ayacaxtla, cuya cabecera era Igualapa, pero los amuzgos tenían la cabecera de su reino en Xochistlahuaca.
El Antropólogo Gonzalo Aguirre Beltrán dice que al ocurrir la conquista habitaban en esta zona veinte mil cabezas de familia, lo que significa que los indígenas amuzgos eran un pueblo numeroso y pujante en aquella época.
Acerca de la forma de ser de los amuzgos, pacíficos, trabajadores, organizados y limpios, el historiador Gutiérrez Tivón dice que es un pueblo semejante a lo que fue la Tribu de Leví en el pueblo de Israel y agrega que la palabra amuzgo se deriva del vocablo “Amochco” que quiere decir pueblo de los libros sagrados.
Los amuzgos establecieron su reinado en una basta zona que se localiza entre los ríos Ometepec al Oriente, Sur del Océano Pacífico; el río de Quetzala al poniente y los dominios de los mixtecos al norte; fueron un pueblo pequeño en relación a los mixtecos, los zapotecos y los chatinos con quienes colindaban; no tuvieron cultura propia, en la zona que habitaron se han encontrado ruinas y monumentos pero son de otras culturas, como la cultura zapoteca en Piedra Labrada, Cruz de Corazón , Comaltepec y El Terrero que seguramente ya existía cuando los amuzgos llegaron al territorio.
Sin embargo el pueblo amuzgo conserva hasta nuestros días las costumbres, el folklore, las artesanías y las creencias religiosas de sus antepasados que se han transmitido de generación en generación impidiendo que la aculturación europea los exterminara.
Tampoco permitió el pueblo amuzgo el mestizaje de su raza con los españoles ni con los negros, conservaron la pureza de su sangre y los perfiles de su fisonomía hasta donde les fue posible, enseñando a sus descendientes que el ser indio era un orgullo y una grandeza, ideología que en la actualidad está casi perdida, ya es difícil distinguir los rasgos amuzgos en las personas que siendo de esta raza se visten con atuendos modernos y se apenan de hablar la lengua materna; por fin, después de tantos siglos de cuidados y esfuerzos, triunfó la aculturación europea en este pueblo tan noble y valioso.
Los amuzgos en su lengua nombran a su raza como Na’ncue, que se traduce gentes de los mares y la lengua la llaman Ne’unda que quiere decir palabras o lenguaje del agua . No encontramos explicación a este hecho, a no ser que sus antepasados les hayan transmitido la tradición de que los primeros pobladores de América vinieron del Asia, internándose por el estrecho de Bering y ellos se hayan considerado como descendientes directos de aquellos remotísimos antepasados.
Nosotros dejamos por asentado que los primeros pobladores y fundadores de Ometepec fueron los amuzgos que todavía existen en algunos pueblos del municipio con las características que hemos mencionado
El nombre de Ometepec en la actualidad se supone deriva de dos vocablos nahuatls: el numeral Ome, dos y el sustantivo Tepetl, cerro y lo traducen etimológicamente como “Dos Cerros”, sin embargo al investigar este nombre hemos comprobado que el nombre precortesiano de Ometepec es Cerro Dos y esto porque así lo conservan las tres lenguas autóctonas: el amuzgo “Ndi’agüe”, “Ndia” plural de cerro y “Güe” numeral dos; en mixteco “Yucubi” Yucu, cerro y ubi, dos, se traduce Cerro Dos y en tlapaneco Yajmá que se traduce igual Cerro Dos.
Es muy posible que el Cerro Dos no estuvo asentado en el lugar en que está Ometepec, sino en algún lugar cercano. El Diccionario Porrúa de Historia, Biografía y Geografía de México arqueológicamente sitúa a Ometepec y lo nombra “En los Dos Cerros”, en el kilómetro 218.4 de la carretera Acapulco Pinotepa Nacional y es precisamente en ese lugar donde se encuentran ruinas arqueológicas no exploradas sistemáticamente.
Los amuzgos se dedicaban al cultivo de la tierra sembrando maíz, fríjol y otros cereales, a la pesca en el litoral del Pacifico, en los ríos que descienden de las montañas, en las lagunas y charcos, todavía alcanzamos a conocer el sistema que utilizaban para capturar camarones y peces entre los pueblos amuzgos; a la caza en las selvas que abundaban en todo el territorio del municipio, sembraban y elaboraban el algodón, tejiendo sus ropas, sus cobijas y mantas, los huipiles en los que ocultaron el mensaje de sus credos religiosos que perduran hasta nuestros días y que no ha logrado destruir la aculturación europea ni las doctrinas del catolicismo.
Antes de la Conquista el Municipio de Ometepec formaba parte de la provincia de Ayacaxtla cuya metrópoli era Igualapa, de esta provincia el Profr. Amado González Dávila dice en su síntesis histórica del Estado de guerrero, que “Los cronistas llamaron provincia de Ayacaxtla a una parte de la Costa Chica comprendida desde las riveras del río de Ayutla hasta las llanuras que se prolongan más allá del río de Santa Catarina en el Oriente y por el Norte hasta los picachos más elevados de la sierra madre del Sur y por el lado Sur hasta el mar. Los pueblos que la integraban hablaban distintos dialectos: en Igualapa se hablaba el náhuatl, en Ometepec el amuzgo y el mixteco en otras poblaciones.
Los Ayacaxtecas formaron esta provincia para agrupar en una federación a las distintas etnias que habitaban en la región en Igualapa residían los mandatarios de esas tribus, era la cabecera y lo siguió siendo durante la dominación azteca y durante la conquista española, se sabe que Igualapa fue algunas veces visitado por los emperadores aztecas y allí estuvo en algunas ocasiones el Emperador Moctezuma.
En 1718, el Alcalde mayor y Capitán a Guerra de Su Majestad, don Pedro Arbués y Requera que funcionaba con esos cargos en Igualapa, cambió la sede de la Provincia de Ayacaxtla a Ometepec y con este hecho, Igualapa comenzó a perder su hegemonía.
Los amuzgos pagaban tributo al Emperador de México antes de la Colonia, en ladrillos de oro, lienzos de algodón, fríjol, plumas y otros productos de la región.
Don Pedro de Alvarado, al recorrer la Costa Chica en 1522, encontró la Provincia de Ayacaxtla bien organizada y la Conquista respetó esa organización al grado de que las autoridades siguieron residiendo en Igualapa.

SIGNIFICADO DEL ESCUDO DE OMETEPEC





En la parte superior de aprecia la figura de un águila que lleva entre sus garras una cinta con las palabras PAZ, UNIÓN Y TRABAJO, la figura del escudo esta dividida en cuatro partes, en colores azul y naranja alternados, en el cuadro superior izquierdo se aprecia la figura del Señor Santiago Apóstol, santo patrono de la Cabecera municipal.

En el cuadro superior derecho, vemos la representación de la Danza del Tigre, muy tradicional en la región. En el cuadro inferior izquierdo encontramos un dibujo de la Danza del Toro de Petate, danza en honor a San Nicolás Tolentino, que se ejecuta en el tradicional Barrio de San Nicolás.

En el cuadro inferior derecho están una vaca, un chivo, un caballo, un pollo y una mazorca, que representan los principales productos que se dan en el municipio. La ganadería y la agricultura son las principales actividades económicas de los ometepequenses.

A la izquierda y a la derecha del escudo está el dibujo de dos personas que representan el gentilicio de Ometepec, vestidos con la rop a tradicional de Ometepec, el hombre viste cotón y calzón de manta blancos y la mujer falda roja y blusa blanca con bordados típicos de la región.

También a la izquierda se aprecia una palmera, que son muy comunes en nuestra ciudad. Y en la parte de abajo una cinta con la palabra “OMETEPEC”.


El Diario de un Peaton